Se acaba de publicar el segundo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC): "Impactos, adaptación y vulnerabilidad" en el que se refleja la amenaza del cambio climático para el bienestar humano.
El cambio climático es una amenaza para la salud y el bienestar del planeta, nos afectará directamente y también a través de sus impactos en los ecosistemas. De hecho, el cambio climático ya ha causado impactos negativos afectando de manera desproporcionada a las poblaciones humanas y ecosistemas más vulnerables. Algunos de estos impactos son irreversibles, yendo más allá de sus capacidades naturales y humanas de adaptación. En el corto plazo, superar 1,5ºC presenta múltiples riesgos (posibilidad de consecuencias adversas) para seres humanos y ecosistemas. Los impactos a medio y largo plazo (a partir de 2040) son mucho más importantes de lo que se preveía.
Hay un claro consenso por parte de los expertos de que la región mediterránea es una de las regiones más vulnerables. En ella la sequía supondrá un riesgo muy "relevante" y las predicciones apuntan a un incremento "considerable" de las sequías. Concretamente, España será uno de los países más afectados por el calor extremo y el Mar Mediterráneo se calienta más rápidamente que la mayoría de las zonas del mundo.
Además, los impactos del cambio climático se magnifican en las ciudades debido a la contaminación atmosférica y al efecto "isla de calor". Como resultados de estos impactos, aumenta la posibilidad de desencadenar cambios abruptos e irreversibles, los denominados "tipping points".
Frase fundamental del informe: "Cualquier retraso adicional de la acción global hará que perdamos la pequeña oportunidad que todavía tenemos para asegurarnos un futuro habitable".
Los riesgos asociados al cambio climático dependen enormemente de las acciones inmediatas de mitigación y adaptación. Hay una gran distancia entre las acciones de adaptación que se toman para minimizar los efectos del cambio climático y las necesarias.
Hay opciones para la adaptación efectivas y factibles que pueden reducir los riesgos. A continuación unos ejemplos:
- Conservar, proteger y restaurar bosques naturales. Aumentar el tamaño de áreas naturales, restaurando áreas degradadas.
- Aplicar técnicas sostenibles en bosques gestionados.
- Considerar los riesgos del cambio climático en el diseño y planificación de asentamientos e infraestructuras.
- Diversificar la generación eléctrica, poniendo en marcha proyectos de energías renovables que puedan ser descentralizadas.
- Implementar sistemas de gestión de la demanda, almacenamiento de energía y eficiencia energética.
Encuentra toda la información sobre el informe AQUÍ (en inglés).