Nunca los precios de la energía se habían convertido en un tema de conversación tan recurrente en nuestro día a día. La energía es uno de los vectores más importantes para el correcto desarrollo de la sociedad y los medios generalistas no dejan de hacerse eco de las constantes subidas del precio del MWh eléctrico. El sentir general es el de miedo e incertidumbre ante las consecuencias de estas fluctuaciones en nuestras vidas y negocios.

Lo cierto es que no tenemos más que ir a la web principal de OMIE para comprobar como hemos pasado de precios de la electricidad en el mercado diario que oscilaban entre los 20 y los 60 €/MWh en febrero de 2021, a precios actuales que se sitúan entre los 180 y los 220 €/MWh. Estas drásticas subidas que llegan a suponer entre 4 y 9 veces el precio que se pagaba hace un año, repercuten directamente en nuestras facturas energéticas.

Poniendo el foco en grandes consumidores de actividades terciarias (Ej: hoteles, hospitales, centros comerciales…), era habitual que en procesos de negociación con comercializadoras eléctricas se pudieran conseguir precios de 0,060 – 0,070 €/kWh antes del primer semestre de 2021. Sin embargo, con el incremento del precio en el mercado diario, las ofertas de renovación de suministro que reciben este tipo de clientes bajan difícilmente de los 0,250 €/kWh. Algo que supone un incremento de 4 veces el coste energético en el que incurren esta clase de activos. Si miramos a futuro, la situación no parece que vaya a mejorar de manera sustancial, encontrándonos bajadas de precios que, aun así, solo logran situar el valor del MWh eléctrico entre 3 y 4 veces por encima de los precios de referencia de febrero de 2021 para los años 2023 y 2024.

El gas natural es otra fuente de energía que ha experimentado una subida significativa para los consumidores. Con precios medios de suministro que se situaban en los 0,045-0,055 €/kWh, hemos pasado a precios entre 0,085 – 0,100 €/kWh, duplicando el coste energético de una fuente de energía utilizada para suplir las demandas de agua caliente sanitaria (ACS) y calefacción, que suelen suponer en torno al 60% del consumo energético de un activo terciario medio en España.

Las previsiones sobre los precios de este combustible tampoco son alentadoras. Si bien se esperan bajadas, el conflicto entre Rusia y Ucrania puede seguir afectando negativamente al precio tal y como sucedió con la subida del 27% que experimento el precio del MWh a finales de enero. Además, las políticas de descarbonización de la Unión Europea plantean la eliminación paulatina de los combustibles fósiles en la generación de servicios de ACS y calefacción para antes del 2040, lo que probablemente haga que se aumenten los gravámenes aplicados al consumo de este combustible en los próximos años.

Ante esta situación, la implantación de energías renovables y los proyectos de rehabilitación energética para la reducción de la demanda se convierten en la única solución para paliar los efectos negativos de la variable precio en el sector terciario. Y es que el escenario en el que nos encontramos no podría ser más propicia.

La subida del precio hace que cada KWh ahorrado tenga más valor y los proyectos de eficiencia energética que históricamente se amortizaban en periodos de 7 u 8 años, ven reducidos estos tiempos a la mitad aplicando los precios esperados para los próximos años. Además, la gran apuesta del gobierno en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia por la eficiencia energética está generando líneas de ayudas y subvención capaces de cubrir entre un 20% y un 40% de las inversiones de los proyectos y, se espera que se activen otras líneas a lo largo del año que puedan llegar a superar estas intensidades. Si a todo esto le sumamos las ventajas fiscales como deducciones en el IBI que varios municipios otorgan por la instalación de paneles fotovoltaicos, la eficiencia energética se convierte en la inversión más inteligente a realizar en un activo terciario para maximizar el beneficio y proteger la rentabilidad de la operación ante las fluctuaciones del precio.

Por supuesto, la ejecución de estos proyectos es compleja y requiere de la experiencia de empresas integradoras capaces de hacer funcionar todas las soluciones de manera sinérgica para maximizar los beneficios de los proyectos. Por ello, desde Balantia ponemos a disposición de nuestros clientes más de 10 años de experiencia en la ejecución de rehabilitaciones energéticas integrales para acompañarlos en su camino hacia la sostenibilidad ambiental y económica.

Escrito por Fernando Corvo, director comercial de Balantia.